Te abracé, escuchaba el palpitar de tu corazón, cada vez más deprisa... te miré... tu me sonreiste y yo te abracé más... me sentí completa... en un mundo perfecto... tu, como una sinfonía armónica, una línea curva totalmente perfecta, cuales tatuajes de mi piel, perfectos para mi, adecuados y fabricados a mi medida...
Te confieso cerrar los ojos sonriente... abrazarte... pero no concebir sueño, tal momento no debía desperdiciarlo con descanso... sino para sentir el silencio contigo, escucharte nocturno, admirar tu espalda a la luz de la luna, ver tu rostro contándote un cuento, admirar aquella perfección echa para mi... Para despertar y ver mi felicidad a mi lado, dotándome de felicidad infinita a la mañana... felicidad que sólo tu me puedes dar... Recordando tus expresiones exhaustas, lujuriosas, orgásmicas, confidentes, caricias y besos interminables que dejan impregnadas mis sábanas y mi rincón como infinitos recuerdos de tu olor...